Todas las palabras que son usadas en sentido estrictamente peyorativo, es decir, con la clara intención de la ofensa y el menosprecio, resultan altamente ruines. Sin embargo, existe una palabra en especial usada por una gran parte de la población mexicana, la cual contiene una fuerte carga discriminatoria: La palabra Naco.

A finales de los cincuenta y a principios de los sesenta se desentierra en la ciudad de México una ofensa quintaesenciada: "naco". Voz aplicada con insolencia creciente. Los nacos, aféresis de totonacos, la sangre y la apariencia indígenas sin posibilidades de ocultamiento.
Hace muchos años era común ver en la capital del país, y en otras ciudades cercanas a la región del Totonacapan, a indígenas totonacas vendiendo los productos de su tierra, en especial la vainilla. Llegaban a las ciudades con su atuendo típico: sombrero, camisa blanca, una especie de pantalón blanco abotinado, hasta los tobillos, y botines negros, todo impecablemente limpio.
Es natural pensar que, por su apariencia y su indumentaria, los totonacas se hayan distinguido entre los citadinos. Si pensamos que en la época que menciona Monsiváis llegaban a la capital oleadas de inmigrantes del medio rural en busca de mejores condiciones de vida, es posible que los totonacas hayan sido la fuente de inspiración de algún connotado y cultivado "ciudadano urbano" para dar nombre a las personas ─con hábitos y costumbres diferentes─ que llegaban a "afear" la capital del país.
Es precisamente por ello que la palabra “naco” ocurre en esta ciudad cada ocasión en que una persona, cuyas actitudes, ademanes, vestimentas, gustos musicales y demás comportamientos, son observados por la otredad, a la cual, le disgusta todo lo anterior por considerarlo inferior, y que no cumple con los cánones de elegancia, discreción, decencia, alcurnia y respetabilidad que marcan las tradiciones y “la sociedad” mexicana.
No obstante, toda palabra que incurra en la humillación y el desdén hacia una persona o un grupo de personas, se convierte en un arma para la discriminación y la segregación de los grupos sociales, los cuales no tienen culpa alguna de su origen y de su idiosincrasia. La palabra naco transita entre las calles de esta hermosa, pero excluyente ciudad, con descaro e ímpetu de juez ante todo aquel individuo que busque introducirse en una esfera que “no le corresponde”.
Existen, sin duda alguna, muy diversas tribus urbanas de personas con características comunes: Rockers o roqueros, Darks o darketos, Skates o eskatos, Punks o punketos, Reggaetoneros, Fresas, Metaleros, etc., etc. Pero, mucho más allá de esa diversidad de estilos y de pensamientos se encuentra una serie de similitudes mucho más profundas entre los individuos, similitudes que deberían tomarse en cuenta con mayor prioridad al contexto en el cual desarrollan su pensamiento.
Hay, también, una muy variada serie de sujetos, cuyas capacidades financieras, vestimenta y actitud cosmopolita los llevan a cometer actos de verdadera ruindad contra aquellos menos favorecidos por nuestro modelo económico. Quizás piensan que sus zapatos o zapatillas de $10,000 les brindan la posibilidad de llamar nacos a quienes compran en $50 unos zapatitos de plástico, o unos zapatos usados a $40 en los mercados sobre ruedas.
Habrá personas cuyos modales o conocimientos socioculturales los limitan a tener un comportamiento socialmente aplaudido, estoy de acuerdo, pero no debemos criticarlos. No son inferiores, simplemente no han tenido acceso a las mismas oportunidades de educación y convivencia con el refinamiento como muchas otras personas. El ejemplo más claro: un servidor ha sido llamado naco infinidad de ocasiones y, según los paradigmas en los que se encuentra basado el concepto, tendría la posibilidad de nombrar a muchas personas de esa misma manera. La existencia de la palabra naco es una muestra de una falla en el sistema educativo de nuestro país, y de los prácticamente inexistentes valores de respeto y tolerancia.
Por lo tanto, muy a pesar de la amplia diferenciación y diversidad entre los habitantes de la Ciudad de México, no vive, ha vivido, o vivirá sujeto alguno, sea cual sea su clase social, nivel de estudios, contacto con la moda o conocimiento de la vida y las costumbres, que tenga el poder suficiente para sentirse con el derecho de llamar a otra persona con una de las sanciones sociales más crudas que existen, en cuanto a humillaciones se refiere. La palabra Naco.
Y bueno, principalmente tomar en cuenta el nivel socio-económico con el que el país cuenta. Es una minoría la sociedad con nivel económico, ya no A/B, sino C o C+, sin embargo entre nosotros mismos nos llamamos "nacos" pensando que procedemos de las grandes urbes... gran error de la globalización en México desde mi punto de vista.
ResponderEliminarNos hemos adaptado tan bien al estilo de vida falso estadounidense,o en general, extranjero, que creemos que procedemos de alguno de los pocos países desarrollados.
Sorpresa! Pues el nivel de cultura en México (en nivel estándar) esta en descenso, así que... ojo cuando piensen que otro es "naco".
Qué vergüenza y qué tragedia es que los mexicanos nos insultemos comparándonos con nuestros pueblos indígenas... Aquí en el centro nos decimos nacos. En el norte, mecos. Y en el sur, mixes, serranos, chunos o chundos. Y en general, indios. Qué mal hablan de nosotros nuestros términos peyorativos.
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