En todas las lenguas existen conceptos endémicos únicos, porque no tienen equivalente ni comparación en otros idiomas, por ejemplo: el concepto de “despedida” no existe, como tal, en otro idioma; ni en francés, ni en inglés, tampoco en alemán o en chino. De la misma manera, no existe en español un concepto bien definido para una gran cantidad de palabras provenientes de otros idiomas.

Hace poco tiempo investigaba en la red acerca de las mitologías prehispánicas cuando encontré una página muy curiosa; en el título se podía leer: “Tlazocamati”. Llamó mi atención el título porque, hace algunos años, el que escribe solía ir de visita a algunos pueblos indígenas durante semana santa. En estos pueblos se habla náhuatl como lengua madre; sin embargo, han adoptado al español como segunda lengua para poder comunicarse con los habitantes de la cabecera del municipio, con quienes suelen hacer negocios.
Mientras estuve en estas poblaciones, intenté aprender un poco de su cultura, de sus costumbres y, por supuesto, de su lengua. Lo primero que aprendí fue a agradecer: <<Tlaxcamate>>, decía yo. Y así lo concebí, como un simple “gracias”. En la ocasión en que navegaba por internet, leí “Tlazocamati” como título de la página; esto me trajo a la memoria la palabra de agradecimiento para con los habitantes de estos pequeños pueblos en la huasteca hidalguense. Cuando leí el contenido de la página, se conmovieron mis sentimientos por completo.
La página trataba acerca de dos amigas, una mexicana; la otra, japonesa. La chica japonesa vino a México a estudiar, y se quedó a vivir ese tiempo en casa de su amiga mexicana. Estudiaron juntas, comieron juntas, durmieron juntas; fueron a pasear para mostrarle a la chica de Japón los museos y la comida mexicana: se hicieron muy buenas amigas.
Cuando terminó el tiempo que la muchacha de Japón estudiaría en México, partió y las amigas se separaron; sin embargo, aún se comunicaban a través de internet. Esta es la respuesta que la chica japonesa recibió a una carta enviada para agradecer las atenciones en nuestro país:
Hola. En español no encuentro un saludo tan reverencial con el cual corresponder al tuyo, afortunadamente en el idioma y la cultura náhuatl sí lo hay. La siguiente voz del náhuatl también significa agradecimiento, pero su sentido más profundo es reconocer el valor de la persona y su sabiduría al amar: TLAZOCAMATI.La raíz tlazoca/tlazocama significa Amar; y Tletl o Tl se puede interpretar también como Fuego; Ca significa Ser o Estar; la raíz Ama significa Saber; la terminación Ti significa Tú. Por lo tanto, Tlazocamati se puede traducir como “Tú sabes estar en el fuego del amor”; reconocer en una persona la capacidad de arder en el fuego del amor. Agradecer el gesto de una persona como agradecer el calor y la energía que transmite el fuego.
Ni siquiera el español, siendo una de las lenguas más ricas en significados y conceptos, contiene una palabra cargada de tanto peso retórico y sentimental como ésta.
El idioma y el lenguaje es la mejor de las representaciones del pensamiento colectivo en una cultura y, si un pueblo puede sentir un agradecimiento tan profundo que con una sola palabra pueden, no solamente reconocer el beneficio del que se es receptor, sino, además decir que su acción hace notar cuando esa persona saber amar y, más aún, arder en el fuego del amor; es decir, sabe ser cálido y compartir esa calidez a los demás, entonces esa cultura es poseedora de un pensamiento sumamente vasto y profundo.
Esa sea, probablemente, la mejor explicación para entender nuestra calidez como pueblo, muy a pesar de la gran cantidad y gravedad de los fenómenos que suceden en nuestro país actualmente.
Estoy seguro que poco a poco, y con gran firmeza, regresaremos a nuestras raíces y sabremos reconocer esas cualidades tan espléndidas en las personas que nos rodean; sabremos reconocer, también, la hospitalidad y la capacidad de arder en el fuego del amor de aquellos que nos brinden, aunque sea, un poco de su apoyo. Mientras tanto, yo me inclino ante ustedes, pueblo; y me rindo a los pies de mi país con una sola palabra en mi boca: TLAZOCAMATI.